Lo escuchamos una y otra vez, pero ¿lo comprendemos?
Con esto también escuchamos que siendo luz no hay manera de que la oscuridad nos apague, nunca se ha visto que la oscuridad anule la luz, por el contrario, allí donde entra cualquier cantidad de luz, deja de haber inmediatamente oscuridad.
Nuestro poder es inmensurable y la mayoría del tiempo mientras estamos en este plano nos olvidamos de ello, por eso la guía constante de seres divinos que nos lo recuerda, tratando de mantenernos conectados a esa verdad original de nuestro ser.
Hace unos días estaba mirando las luces de la ciudad desde mi balcón, era de noche y el viento soplaba fuerte, amo el olor de la noche y el sonido del viento, sobretodo cuando a ese sonido se unen las hojas de los arboles chocando unas con otras, como aplaudiendo la vida. También disfruto ver las lucecitas titilando en medio de la oscuridad y algunas otras en movimiento, esas, las que están en movimiento, fueron las que me ayudaron a comprender:
Cada una de esas luces tiene un destino, siguen un camino, algunos caminos están más iluminados que otros, sin embargo las luces continúan encendidas, algunas hacen pausas breves, en medio de esas pausas bajan o suben personas del vehículo (por lo general esas luces que se mueven en la noche a través de la ciudad son luces de vehículos, así lo entenderemos en esta metáfora), cada vehículo con más o menos personas continúa su camino. Algunos de ellos tal vez estén perdidos, sin embargo por más vueltas que den, van a llegar a su destino, en su defecto volverán a su lugar de origen y retomarán la búsqueda en otro momento. Si alguno de ellos necesita ayuda podrá llamar por ella y la conseguirá, siempre habrá una solución. y si alguno de ellos se apaga, es por decisión de quien conduce y se encenderá de nuevo en cuanto se decida; si es que hay un problema con las luces, el vehículo o quien lo conduce, recordemos que siempre habrá alguien que pueda ayudar a resolver la situación.
Es así como debemos ver nuestra existencia, somos lucecitas avanzando. A veces con caminos definidos, a veces un poco perdidos, a veces vamos por caminos iluminados, otras veces son oscuros, en ocasiones vamos acompañados, en otras solos, por momentos hacemos pausas por elección, en otras por obligación, a veces nos sentimos varados, y siempre es nuestra decisión continuar avanzando, definir tiempos, buscar ayuda y mantener encendido nuestro corazón.
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